Tik Tok en la cuerda floja

La red social mas popular del mundo podría ser en realidad un arma de espionaje del gobierno chino, según denuncias internacionales.

La plataforma de moda entre los más jóvenes, convertida por los gurús del mercadeo digital en la nueva quimera del oro de las redes sociales, se encuentra entre la espada y la pared, tras acusaciones de que es instrumento de recolección de datos del gobierno chino. En el lapso de una semana Tik Tok recibió varios golpes, entre ellos la decisión de India, en donde tiene su mayor número de usuarios de prohibir su uso, la campaña del grupo hacker Anonymous, que le declaró la guerra por considerarlo un instrumento de espionaje, y una acusación del senador australiano Jim Molan, responsable de la investigación de interferencia extranjera a través de redes sociales, para quien Tik Tok es “un servicio de recolección de datos disfrazado de red social”. Paralelamente, el Instituto de Política Estratégica de Australia advirtió que un organismo interno del Partido Comunista de China hace parte de la estructura de gobierno de la empresa, que oficialmente es propiedad del empresario Zhang Yiming, uno de los hombres más ricos de ese país.

Expertos en tecnología coinciden en que en el caso específico de Tik Tok hay un deliberado diseño de ingeniería orientado a recoger datos excesivos de los usuarios. Un especialista en seguridad informática publicó en Reddit los resultados de un ejercicio de ingeniería reversa que alborotó la polémica, según el cual la app recopila datos excesivos que incluyen el hardware del dispositivo, su utilización, georreferenciación y las redes wifi a las que se conecta el usuario. En diciembre pasado, la empresa israelí de ciberseguridad Check Point publicó un informe que demuestra graves problemas de seguridad y puertas traseras en la aplicación. El grupo de ciberactivismo Anonymous pidió a los usuarios borrar la app porque – según advierten – habría sido creada para labores de espionaje internacional.

Expertos en tecnología coinciden en que en el caso específico de Tik Tok hay un deliberado diseño de ingeniería orientado a recoger datos excesivos de los usuarios. Aunque Tik Tok es principalmente utilizada para transmitir videos cortos de contenido insulso y hasta grotesco, como milennials lamiendo sanitarios para retar a la Covid-19, también ha crecido, especialmente en Estados Unidos, su utilización con fines políticos por parte de fuerza que se oponen a la reelección de Trump. Grupos de jóvenes utilizaron Tik Tok para coordinar el hundimiento del mitin de Tulsa, un sonado fiasco de asistencia a eventos en la campaña presidencial de Donald Trump. El sabotaje funcionó de la siguiente manera: miles de personas reservaron asientos en el estadio en donde se realizaría la concentración, pero no asistieron y dejaron las sillas vacías, con lo que evitaron que verdaderos seguidores del presidente pudieran reservar. También están realizando una acción similar, conocida como “denegación de inventario”, que consiste en ingresar a la tienda en línea de artículos de la campaña del presidente y llenar la canasta de compras con miles de productos, y dejarla abandonada. Las mercancías quedan reservadas en el sistema y eliminadas del inventario, pero la compra nunca se realiza, lo que afecta las ventas de la tienda. Aunque no ha sido demostrado que efectivamente la pobre asistencia al mitin de Tulsa fue consecuencia de estas acciones, grupos de usuarios, entre ellos comunidades de K-Pop (fanáticos de la música coreana), los han reivindicado a través de Tik Tok,

El secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo se sumó la semana pasada a la cadena de acusaciones, al anunciar que estudia la prohibición de Tik Tok en Estados Unidos, en donde tanto congresistas como funcionarios de la Casa Blanca han señalado varias veces sospechas acerca de que Tik Tok está al servicio de intereses políticos del gobierno chino. Pero en el último año el gobierno norteamericano ha acusado de lo mismo a otras empresas del país asiático, especialmente a Huawei, a la cual incluso impide hacer negocios con empresas estadounidenses. Las medidas del presidente Trump ha sido vistas como parte de su guerra comercial con China y las acusaciones de espionaje y puertas traseras que filtrarían datos de manera secreta al gobierno de Beijing nunca ha sido probadas desde el punto de vista técnico.

No obstante, los temores de que la infraestrctura de telecomunicaciones que vende la compañía Huawei signifique algún tipo de peligro para la seguridad nacional en los países occidentales hizo que el gobierno británico se replantee los acuerdos con esta compañía para el despliegue de las redes 5G. Un informe del Centro Nacional de Ciberseguridad recomendó retirar a Huawei del despliegue de las redes, debido a que las sanciones de Estados Unidos impiden a la empresa china contar con chips de fabricación estadounidense, lo que – según el informe – obligaría a Huawei a utilizar tecnologías alternativas no tan confiables y sobre las que no se tendría control.

Las sanciones contra empresas chinas son un arma que utilizan varios países en sus negociaciones políticas y comerciales con el gigante asiático. La noticia sobre una posible revisión de los permisos a Huawei para desplegar redes 5G se produce justo cuando crece la tensión diplomática entre el Reino Unido y China alrededor del conflicto en Hong Kong. Asimismo, la prohibición de Tik Tok, junto con otras 59 apps chinas en India, se produce después de una escaramuza militar en la frontera entre los dos países en el himalaya, que tuvo lugar el 15 de junio. Huawei enfrenta dificultades para sortear el bloqueo que Estados Unidos impuso a la firma para hacer negocios con proveedores norteamericanos y sus más recientes teléfonos tuvieron que ser lanzados al mercado sin las aplicaciones de Google, que figuran entre las más utilizadas en el mundo. La restricción que le impide utilizar el sistema operativo Android oficial y las apps de Google ha impactado severamente las ventas de Huawei en occidente.

Tik Tok fue lanzada públicamente en septiembre de 2016 y rápidamente ganó popularidad mundial. Hoy tiene 800 millones de usuarios activos al mes (según cifras de Statista), que comparten video selfies, generalmente con contenido musical; gente haciendo karaoke, bailando o haciendo video memes. La empresa propietaria se llama Bytedance, que posee otras apps de uso masivo en China y que adquirió la aplicación Musical.ly por 1.000 millones de dólares en noviembre de 2017, para fusionarla con Tik Tok. En ese momento, Musical.ly era la red más popular del mundo entre los adolescentes.

En el puesto siete entre las redes sociales más grandes y con 1.000 millones de videos vistos cada día, es más popular que Twitter y Snapchat juntas y su valoración aproximada supera los 75.000 millones de dólares. Empresas de marketing digital tratan de promover estrategias de comunicación para marcas sobre Tik Tok, con la esperanza de aprovechar su amplia audiencia. Los llamados “influenciadores” también se volcaron sobre esta plataforma, en donde llegan a cobrar hasta 100 dólares por cada 10.000 seguidores cuando reciben patrocinios.

La app ha sido acusada de censurar publicaciones relacionadas con violaciones a los derechos humanos en China y de hacer parte del arsenal tecnológicos con el que este país estaría desplegando una estrategia de “sinización” cultural y económica, es decir, de propagación de la cultura china en el mundo. Los ejecutivos de la empresa negaron todas las acusaciones.

El propietario Zhang Yiming, de 36 años y conocido popularmente como el “Marck Zuckerberg chino”, posee una fortuna calculada en 16.000 millones de dólares, según Forbes, la cual amasó en menos de ocho años.

India, en donde reside el 44 por ciento del total de usuarios de la app, ya prohibió su uso, y están por prohibirlos Australia y Estados Unidos. De Hongo Kong también saldrá debido a las recientes medidas de control de la información impuestas en esa ciudad. Estas decisiones constituyen serias amenazas contra la red social y solucionarlas va más allá de asuntos puramente tecnológicos, pues las tensiones políticas y económicas internacionales están en medio de la crisis de la aplicación de moda entre los adolescentes.

Publicado originalmente en revista SEMANA, edición 1993, julio de 2020

 

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