Purga en las redes sociales

Las presiones internacionales para depurar al social media de contenido político tóxico y violento empiezan a dar sus primeros frutos, y Colombia da un primer paso.

Colombia dio un paso, pequeño pero pionero en el control de la propaganda política en las redes sociales. Una resolución del Consejo Nacional Electoral que será publicada esta semana aplicará a Facebook y Twitter las mismas restricciones vigentes para los medios de comunicación tradicionales: la publicidad electoral sólo podrá realizarse dos meses antes de las elecciones. La medida tendrá un impacto discreto porque aplica solo durante las temporadas electorales y no queda cubierta la divulgación política cotidiana del ideario de los partidos y movimientos y en la que se genera una alta cuota de polarización.

El pecado de las redes sociales es que sus algoritmos privilegian este tipo de contenidos y los hacen más visibles que el resto porque así logran avivar la polarización, ganar más audiencia y facturar por publicidad. Pero es un avance digno de destacar, porque en Europa se reclama una medida similar, que todavía no llega. Un editorial del diario británico The Guardian pidió la semana pasada incluir a las redes sociales en el mismo marco que regula la propaganda electoral en los medios. El mundo no aguanta más matoneo político ni más estrategias digitales retorcidas. Las presiones de anunciantes mediante el boicot comercial en las redes, al que ya se han sumado 900 empresas, y las protestas raciales en Estados Unidos, muestran sus primeros efectos. Twitch, una red de video poco conocida en Colombia, pero popular en el mundo de los gamers, suspendió la cuenta de Donald Trump. Twitch es propiedad de Amazon y tomó la decisión después que el presidente hizo un comentario despectivo sobre los migrantes mexicanos. Reddit, que tiene 500 millones de usuarios y es una de las redes de discusión más relevantes y también más permisivas, eliminó más de 2.000 grupos que promovían ideas de extrema derecha y que eran afines a Trump. Snapchat, en la que Donald Trump tiene una cuenta con 1,5 millones de seguidores, anunció que no la promoverá más en el feed de cuentas destacadas. Youtube cerró varios canales de video claramente racistas y hasta Facebook tomó medidas como el cierre de 220 cuentas en esta plataforma y 95 en Instagram pertenecientes al movimiento “Boogaloo”, una milicia armada de extrema derecha que promueve abiertamente una segunda guerra civil en Estados Unidos y que promovió por años su ideología en las redes con total impunidad.

Cualquiera podrá seguir publicando mensajes violentos, xenófobos e insultantes, eso parece inevitable. Pero el pecado de las redes sociales es que sus algoritmos privilegian este tipo de contenidos y los hacen más visibles que el resto porque así logran avivar la polarización, ganar más audiencia y facturar por publicidad.

En Colombia, el matoneo en redes comienza a ser tema de discusión nacional y las plataformas más populares adoptaron el año pasado algunas medidas iniciales de control. En noviembre del año pasado Twitter suspendió por unos días la cuenta de Álvaro Uribe Vélez por violar las reglas de uso de la plataforma, al publicar una foto con nombres y números telefónicos de organizadores del paro nacional, aunque todavía son escasos los actos de control sobre contenidos de odio que circulan a diario en el país.

Desde el año pasado Facebook estableció en Colombia su herramienta de transparencia para publicidad política y electoral, que a pesar del pomposo nombre consiste solo en que los anuncios políticos pagados llevan una etiqueta que dice que son pagados y proveen información de quién hizo el pago y cuánto invirtió. El problema es que las bodegas, que están en el origen de la tecno política, no utilizan la inversión publicitaria legal en las plataformas, sino que acuden a estrategias que aprovechan los algoritmos de las redes, los bots y otros instrumentos para posicionar noticias falsas y ejercer el matoneo.

Hay señales positivas en la mayoría de las redes, aunque el columnista de tecnología de The New York Times, Kevin Roose, señaló que “todavía hay algunos testarudos obstinados” que, como Facebook, siguen apegados a la narrativa de que las redes sociales simplemente reflejan la sociedad, en lugar de conducirla. Aunque la era del “todo vale en las redes” podría tener los días contados, fuerzas políticas poderosas, de derecha e izquierda, defienden la actual libertad de decir y hacer. No obstante, el cambio ha comenzado.

Publicado originalmente en revista SEMANA, edición 1993, julio de 2020

 

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