¿Están los colombianos utilizando Internet de la mejor manera?

Lo bueno, lo malo y lo feo que encontró el iluminador estudio del Centro Nacional de Consultoría, sobre apropiación digital.

Por Álvaro Montes

¿Aprovechan los colombianos el poder de Internet? ¿Cómo gastan (o malgastan) su tiempo en la era digital? Carlos Esteban Lemoine, del Centro Nacional de Consultoría, dirige el estudio sobre apropiación digital más riguroso que se realiza en el país. Hace un año (marzo de 2020), publiqué en Semana los resultados que Lemoine compartió entonces y que resultaron alarmantes. El índice de apropiación digital en Colombia estaba en el 0,23, mientras que el de Estados Unidos y Europa estaba en el 0,35. Estábamos por debajo de Chile (0,31) y de Argentina (0,30). La mitad de los colombianos utilizaba internet básicamente para seguir videos tontos en Youtube y entendía que el entretenimiento era el único uso posible de las plataformas digitales. El 27 por ciento de los colombianos conectados estaban en el nivel intermedio, en donde se utiliza la conectividad para, además del entretenimiento, educarse y participar de alguna manera como ciudadano en la vida del país. Sólo el 6 por ciento estaba entonces en el nivel avanzado, en donde la era digital significa productividad, trabajo, negocios y transacciones financieras, entre otras posibilidades. Y llegó la Covid 19 y casi todo cambió.

El índice de apropiación digital mejoró notablemente, pasando de 0,23 a 0,39 en el año de la pandemia. Pero el análisis en detalle de la información permite formular preguntas inquietantes.

Confinados debido al coronavirus, durante los últimos doce meses los colombianos pasaron muchas más horas al día conectados, por lo que los indicadores de apropiación digital se modificaron notablemente. Y de nuevo Lemoine tuvo la gentileza de compartir con este periodista los resultados de su estudio, tras un año de pandemia.

Los cambios fueron notables, pero observados con el rigor de Lemoine dejan todavía las alarmas encendidas. Si bien es cierto que nuestro índice de apropiación digital se elevó a 0,39, y es verdad también que en el nivel intermedio ahora hay 36 por ciento (estaba en 27 por ciento un año atrás) y en el nivel avanzado hay 19 por ciento (estaba en 6 por ciento), el salto se explica por el confinamiento, no por un proceso orgánico. “Las cuarentenas alteraron la intensidad en el uso de las TIC, pero no se alteraron las variables educativas que promueven eso”, explica.

Y aunque la cifra es buena, tiene elementos frágiles. El primero es que una gran parte del uso más intensivo que los colombianos hacen hoy de la conectividad ocurre en el teléfono móvil y no en el computador. Para Lemoine es clara la diferencia entre conectarse desde el smartphone y hacerlo desde un PC. “Cuando avanzamos en esa ruta del ciudadano digital vemos que el nivel avanzado usa más computador que móvil“, explica. El móvil es bueno para recibir contenidos, pero tiene limitaciones para la creación de contenido relevante. El móvil y todo lo que en él sucede está diseñado para tareas simples. La observación que hace el Centro Nacional de Consultoría demuestra que las personas que tienen computador y móvil aprovechan más ampliamente Internet, que las personas que solo tienen móvil. Desde luego, saltarán usuarios jóvenes a protestar, pero no puede negarse que los smartphones tienen un techo muy claro. Con mucha facilidad se pide una hamburguesa en Rappi, pero no tan fácilmente se diseña, se escribe o se aprende. El mLearning es todavía una buena intención, por ejemplo.

Se equilibró la apropiación entre hombres y mujeres; ingresó un grupo importante de mayores de 45 años al mundo digital; y el estrato 3 llegó al nivel avanzado de uso de las TIC Por tanto – afirma el experto – hay un espacio estrecho para desarrollar el indicador de apropiación digital: nuestro país dispone todavía de pocos computadores per cápita.

El segundo elemento de fragilidad en nuestro indicador viene dado por quiénes aprovecharon mejor la temporada en casa. La apropiación digital no creció a partir de nuevo usuarios, sino que la gente que ya tenía las herramientas hizo un uso más intensivo de ellas, las aprovechó más. Ese 36 por ciento en el nivel intermedio está empujado en buena medida por las zonas urbanas, y los saltos más notables se registraron en Bogotá, Barranquilla, Medellín y Cali. La brecha rural continúa siendo un gran problema.

La apropiación digital no creció a partir de nuevos usuarios. Se repite el “efecto Mateo”, según el cual los que tienen mejores condiciones educativas aprovechan mejor las TIC.

No tenemos un nivel de educación como el de Holanda, Reino Unido, Finlandia o Estados Unidos, y es  aquí en donde se nota el llamado “efecto Mateo”, inspirado en el pasaje bíblico que sentencia lo mismo que ocurre en las sociedades actuales: “al que tiene se le dará más y al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará”. Las familias con mejor nivel educativo y con bilingüismo, un par de “dotaciones iniciales” consideradas fundamentales por los expertos en educación, aprovechan mejor las posibilidades de la era digital, en tanto que las familias que carecen de ellas, tienen pocas posibilidades de mejorar su lugar en el indicador de apropiación digital.

El vaso medio lleno

Como sea, se registró un gran salto en el último año, que trae cosas buenas: Se equilibró la apropiación entre hombres y mujeres; ingresó un grupo importante de mayores de 45 años al mundo digital; y el estrato 3 llegó al nivel avanzado de uso de las TIC.

La conectividad ofrece oportunidades, por ejemplo, educativas. Ya desde 2018, 600 municipios tenían habitantes que cursaban carreras profesionales a través de canales virtuales. Jamás habrá 600 municipios con universidades, así que la educación en línea democratiza el acceso de los colombianos a la educación superior

Que ocurrirá este año

El reto del país debería ser cómo mantener nuestro “Gini digital” y cómo enriquecer su composición. Mucho se ha discutido acerca de la digitalización de la vida en la pos pandemia, y hay señales de que muchas cosas podrían regresar a los niveles anteriores al confinamiento. “Monitoreamos el efectivo y los medios de pago y encontramos que el uso de efectivo se reduce cuando las cuarentenas son más estrictas, pero aumenta cuando las cuarentenas se hacen más flexibles”, dice Lemoine. Se reporta un fenómeno similar con la radio, la cual se consume en la calle, mientras se conduce el auto. En marzo de 2020 cayó diez puntos y en diciembre pasado tuvo exactamente el mismo nivel que tuvo en 2019, porque la gente estaba nuevamente en las calles.

La pregunta obligada es si retrocederá el indicador de apropiación digital cuando todo se normalice, es decir, cuando retorne plenamente la presencialidad en la vida de los colombianos. Se estima que algunas áreas se quedarán en la combinación de virtualidad y presencia física, como el mundo laboral, por ejemplo, o como la educación superior, que de hecho ya venía avanzando en la adopción de eLearning, de tiempo atrás. Pero la educación básica retornará al aula, así como volverán las compras en tiendas físicas, el flujo de dinero en efectivo y las reuniones sociales.

 

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