Seis humildes apreciaciones sobre periodismo y redes sociales, después de la crisis Semana – Coronell

Como el tema ya se volvió repetitivo y agobiante, aquí una mirada en perspectiva, para cerrar el capítulo.

1. PERIODISMO ES ALGO MÁS. En el mundo – y aplica para Colombia – no se considera como única forma válida del buen periodismo, escribir en contra de Álvaro Uribe Vélez. Existen muchos otros formatos diferentes a la columna de opinión, y muchos otros temas diferentes a ese que tanto nos gusta en Colombia, en los que miles de periodistas anónimos, que no somos vedettes ni estrellas, trabajamos a diario, con investigación, reflexión seria y buena pluma. ¿Qué hay de los periodistas que escriben de economía, de contexto internacional, de cultura, de tendencias, de tecnología, de deportes …? ¿No es posible que hagamos bien nuestro trabajo? ¿Y qué hay de los formatos diferentes a la columna escrita? Existen otras narrativas, otros lenguajes, otros temas y campos para contar historias, que también son interesantes para una sociedad. Es insultante para el oficio del periodismo decir que en un medio, el que sea, solo tiene valor un individuo y un tema, y afirmar que las demás personas que trabajan allí no valen nada.

2. ¿QUÉ ES EL PERIODISMO EN REDES SOCIALES? Periodismo en redes sociales es una cosa, y hordas de trolls matoneando a todo aquel que esté en contra del mainstream es otra. ¿Sentarse en pantuflas y con una taza de café a botar fuego enardecido en contra de quien piense diferente, aun si estamos en la misma orilla, es el periodismo en los tiempos del social media? ¿Insultos en 140 caracteres compiten con los trabajos periodísticos investigados, con las entrevistas en profundidad, con las crónicas y con los reportajes que hacen los periodistas profesionales, tanto los que trabajan en medios “grandes” como los de los admirables medios alternativos e independientes?

3. CRISIS DE LOS MEDIOS Y TAMBIÉN DEL SOCIAL MEDIA. Hay una crisis de los medios tradicionales. Se sabe desde hace varias décadas, desde luego. Pero los ejércitos de trolls matoneando a quien piense diferente, los influenciadores que logran seis millones de seguidores de sus contenidos absurdos, las bodegas de cuentas falsas, no se parecen en nada a la revolución de la participacion ciudadana que creímos vendría con las redes sociales. Ya no se puede afirmar que las redes sociales son la esperanza de los ciudadanos para decir lo que los medios no dicen, simplemente porque las redes sociales no están siendo utilizadas para eso, sino que los poderes económicos y políticos las convirtieron en herramientas para vender mercancías, espiar a los ciudadanos y manipular conciencias y opiniones. Y los ciudadanos alfabetizados digitalmente las utilizan para desfogar iras y frustraciones con violencia verbal extrema, tal como en el fenómeno de las barras bravas del fútbol, o para buscar aceptación social, en una decandente cultura de los likes.

4. ¿SE PUEDE HACER ALGO, TODAVÍA? ¿Se puede todavía aprovechar las redes sociales como espacio para la movilización social, la expresión de fuerzas democráticas y libertarias y la participación ciudadana? Pienso que sí, aunque queda poco tiempo. Pero eso pasa por un serio debate acerca de lo que está ocurriendo en las redes sociales, y una reorganización de la sociedad civil para apropiar esas plataformas, desintoxicarlas y hacerlas voz de los sectores sociales excluidos, de los movimientos sociales, ambientales, culturales, etc. La mayoría de estas expresiones organizadas de la sociedad tienen una cuenta en Twitter o en Facebook, pero los millones de jóvenes entre 9 y 16 años prefieren dedicar entre tres y cuatro horas diarias a seguir los videos de retos de la gaseosa, o las incidencias de la vida cotidiana de los “influencers“, tal como lo demostraron dos interesantes y rigurosos estudios realizados el año pasado. Nuestros jóvenes están atrapados en ese social media que, claramente, no sirve para nada a esta sociedad.

5. UNA IDEA ACERCA DE REVISTA SEMANA. Los que exigieron explicaciones a revista Semana … ¿han pedido explicaciones antes al gran cúmulo de medios de comunicación nacionales, en prensa, radio y televisión que toda la vida, por décadas, han estado de rodillas apoyando a las mentiras oficiales, al paramilitarismo, a los gobiernos de turno? ¿Por qué no preguntar a la prensa regional por sus silencios frente a lo que está pasando en los territorios con los líderes sociales? ¿Por qué boicotear a la revista que destapó tantas ollas podridas  y no decir nada a los demás medios que callaron? SEMANA ha dado voz a los líderes sociales que están bajo fuego en los territorios, creó una plataforma digital para la memoria histórica del horror en el conflicto, creó una iniciativa para la vigilancia ciudadana a la financiación de las campañas electorales, entre otras muchas iniciativas interesantes, para no hablar de la extensa lista de trabajos periodísticos que revelan verdades ocultas, tumban cúpulas militares y ponen el dedo en la llaga. ¿Todo eso puede ser borrado de un guarapazo?

6. DEMÓCRATAS Y ANTIURIBISTAS. Una cosa es ser demócrata genuino y otra ser solo antiuribista. En este escenario que se conoce como el “antiuribismo”, confluyen numerosas formas de pensar y de proceder, y diversos intereses, y no todo lo que brilla allí es oro. Así que no convirtamos en mártir de la libertad a quien no lo es. Creo que casi todos estamos de acuerdo en que fue un gran error sacar a Daniel Coronell de la revista Semana. El país pierde, por un conflicto interno en un medio. Sus columnas son maravillosas y  juegan un papel clave en el debate político en el país. Todo eso ha sido reclamado suficientemente. Pero quienes apoyamos – somos muy pocos – a revista Semana en la crisis con Daniel Coronell, no lo hicimos por defender puestos – que no tenemos – ni porque entonces ahora somos peones al servicio del nefasto personaje, como nos dijeron. Lo hicimos porque tenemos elementos de juicio de primera mano para comprender el caso como lo hemos comprendido y porque revista Semana no se reduce al caso en cuestión.

 

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