Vuelve y juega: ¿Tendremos una elección presidencial cibersegura?

La desconfianza ciudadana impide que la tecnología preste una mano en las elecciones.

El embajador norteamericano en Bogotá Philip Goldberg, advirtió posible injerencia extranjera en la elección presidencial del próximo 29 de mayo. Es la segunda vez que un funcionario de Estados Unidos formula alertas de esta naturaleza. Recordemos que lo hizo también la subsecretaria de Estado para los asuntos políticos del Departamento de Estado, Victoria Nuland, en febrero, un mes antes de la cita para elegir al nuevo Congreso.

En general, y no solo por la coyuntura política, el ciberdelito viene creciendo en Colombia a un ritmo preocupante. Un informe de Norton indica que el nuestro país cada segundo son atacadas 18 personas con alguna modalidad de delito informático. El ministerio de Defensa reportó que el año pasado (2021) los colombianos registraron 48.000 denuncias formales por delitos cibernéticos. Un indicador del nerviosismo que causa entre los colombianos esta tendencia es la llegada de seguros que cubren ciberdelitos, algo nuevo en el mercado nacional. Ya se han vendido más de 3.000 pólizas que cubren este tipo de incidentes.

Pero el nerviosismo acerca de los peligros digitales para la democracia hay que examinarlo con sumo cuidado, para no generar una tecnofobia injusta y sin fundamento. En Colombia no existe el voto electrónico, así que la supuesta injerencia en resultados electorales se enfocaría en la manipulación de opinión a través de redes sociales. De momento no hay evidencias de que haya ocurrido, al menos no como efecto de una estrategia localizada en algún país extranjero. Pero nadie puede descartar tal posibilidad.

Lo que se ha visto es el ataque a la web y a los sistemas de la Registraduría, junto con la polémica nacional alrededor del software que se utiliza para la consolidación del conteo de votos.  La Registraduría reportó más de 400.000 ataques en las dos semanas previas a las elecciones de congresistas el pasado 13 de marzo. No obstante, el propio registrador aclaró que esa cifra se encuentra dentro del promedio regular.

No existe una acusación formal contra la tecnología y en cambio sí está suficientemente demostrado el fraude como práctica habitual en decenas de países – incluido Colombia – mediante los sistemas tradicionales de votación: compra de votos, trasteo de cédulas, alteración de planillas…También han sido reportados ataques contra ciudadanos mediante suplantación de cuentas y páginas de partidos políticos, para conducir a las víctimas hacia sitios fraudulentos, pero con la intención de timarlos económicamente.

De la mayor importancia es reiterar que nadie ha formulado denuncia formal ni presentado prueba alguna contra los sistemas de software que se utilizan en el país para la consolidación de resultados en las elecciones. Todas las pruebas sobre errores o actos malintencionados que se denunciaron en las recientes elecciones de congresos fueron cometidas en las mesas de votación y mediante acciones físicas sobre las planillas y formularios, utilizando bolígrafos y escritura a mano.

La aclaración es importante porque la opinión pública, no solo en Colombia sino también en el resto del mundo, suele dudar del software que apoya procesos electorales, así como de los sistemas de voto electrónico en los países en donde existen. El voto electrónico no logró calar en la mayoría de las democracias por la desconfianza de la ciudadanía en relación con el delito informático. La gente suele extender a los sistemas de voto electrónico los mismos miedos que siente frente cualquier otra transacción digital. A pesar de que no hay incidentes probados y concluyentes de fraude electrónico en elecciones, ni en Estados Unidos ni en los pocos países que lo implementaron.

No existe una acusación formal contra la tecnología y en cambio sí está suficientemente demostrado el fraude como práctica habitual en decenas de países – incluido Colombia – mediante los sistemas tradicionales de votación: compra de votos, trasteo de cédulas, alteración de planillas, entre muchas otras modalidades.

Existe actualmente una discusión sobre si blockahin, la tecnología de moda por estos días podría brindar la confiabilidad que necesita la idea de llevar la transformación digital al mundo electoral. Al respecto hay diversas opiniones. Los defensores de la idea señalan que blockchain hace imposible alterar los resultados, por lo que la confianza es muy alta. Pero recordemos que la opinión pública, la mayoría de los ciudadanos, desconocen qué cosa es la cadena de bloques y les da igual lo que los expertos digan siempre tienden a creer que un ataque hacker está a la vuelta de la esquina.

Mauricio Tovar, experto en blockchain, cree que no es una idea oportuna aplicar la cadena de bloques en sistemas de votación, porque “el voto debe ser anónimo y para ser anónimo debe estar atado a una identidad, y habría el riesgo de generar identidades anónimas para aumentar votos”.

Es cierto que hay amenazas cibernéticas, pero también que hay blindajes confiables. Miles de empresas y organizaciones ejercen buenas prácticas de protección contra el cibercrimen, con resultados positivos. También la democracia debe y puede hacer lo mismo.

 

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