Economía digital: la gran oportunidad

¿Estamos realmente metidos en el universo de las nuevas economías digitales? Expertos conversaron sobre lo que habría que hacer para que Colombia aproveche a fondo el potencial de la ciencia y la tecnología.

Los negocios digitales basados en la innovación ya superan al carbón y le pisan los talones al café. Así lo expresó el ministro de TIC David Luna, un convencido del potencial que tienen los emprendimientos basados en tecnología para renovar la economía colombiana. Y no se refiere tanto a Uber, Netflix y Airbnb, que son negocios transnacionales, sino a un grupo élite de startups colombianas que lideran el camino de la economía digital en el país. Entre 1doc3, Ascendo, Fluvip,  Hogaru, Las Partes, Rappi, Tappsi, Transmisitp, y otros ocho negocios de base tecnológica, han vendido 71.000 millones de pesos y tienen usuarios en 122 países. “No es que sea el futuro, pero es una gran oportunidad para la economía colombiana”, afirma David Luna.

De hecho, Colombia destaca entre los vecinos por la apuesta notable realizada en la última década para generar un entorno favorable para la emergencia de las llamadas nuevas economías, o “economías creativas”. En 2010 sólo estaban conectado al mundo digital el 7 por ciento de los hogares colombianos. La cifra actual de conectividad por hogares supera el 70 por ciento. Es sólo uno de los varios indicadores que reflejan el esfuerzo realizado en tender las infraestructuras de la Sociedad de la información. Pero hay todavía mucho camino por recorrer.

Los fondos de capital de riesgo invierten en Israel 800 dólares per cápita en proyectos de innovación; en Estados Unidos invierten 300 dólares per cápita, mientras en Colombia estamos apenas en un dólar per cápita. Los datos de inversión del país en Ciencia y Tecnología también son desalentadores, con apenas medio punto del PIB destinado a estos sectores estratégicos.

El sector TIC tiene reclamos urgentes. El mayor de ellos, al parecer, la necesidad de marcos legales más flexibles y equitativos. Y el ministro Luna coincide: “Debemos desregular; Colombia tiene que entender que la tecnología va más rápido que la legislación” dijo claramente David Luna. Y con ello pisa arenas movedizas en un gobierno que parece tener al respecto doble personalidad. Por un lado, el MinTIC encara con mente abierta el apoyo a las nuevas economías de base tecnológica, y por otro el ministerio de transporte pone duras barreras a la operación de estas economías, como ocurre con el caso de Uber.

“Urge una revisión de las regulaciones para identificar qué cosas hay que desregular” afirmó Carolina Angarita, gerente de Google Colombia. Ella pidió examinar la historia de Silicon Valley y otros escenarios similares para aprender de ellos y adaptar esas experiencias al contexto nacional. Juan Carlos Archila, presidente de América Móvil Colombia, propuso además la creación de un único organismo regulador convergente para el sector “que entienda esas tendencias, porque Colombia no puede regular las tecnologías de una manera diferente a como se regulan en el resto del mundo”.

Promover las nuevas economías requiere varios cambios en la ecuación tradicional de la política pública. Uno de ellos es revalorizar los territorios. Findeter tiene buenos ejemplos de ello, con su programa de ciudades emblemáticas, en las que ha puesto más de 1,5 billones de pesos en iniciativas de diferente tipo. “Hay muchas cosas interesantes que están sucediendo en innovación en los territorios”, explicó Luis Fernando Arboleda, presidente de la entidad. “En Manizales, por ejemplo, hasta la empresa de empanadas está exportando a 16 países, pero el país no lo sabe”, agregó.

Si se quiere lograr la vieja aspiración de hacer más variada la oferta exportadora colombiana, el emprendimiento basado en TIC es una opción. En palabras de Carlos Enrique Rodríguez, director de la revista Dinero, “hay una economía digital que está creciendo y es el momento de apoyarla para que el país crezca de una manera diferente, para diversificar la canasta”.

Publicado originalmente en SEMANA, edición 1.813, enero de 2017

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