
Latinoamérica y la Inteligencia Artificial: Lo urgente no deja espacio para lo importante
Estamos por debajo de África en IA, advierte la CEPAL en un alarmante informe publicado esta semana.
La fuerte presencia de gobiernos de centro izquierda durante las dos últimas décadas en la región ha puesto al centro de las preocupaciones públicas el cierre de brechas sociales y la lucha contra el hambre y las desigualdades. Nadie puede discutir eso. Pero ha dejado muy abajo en la lista de prioridades el desafío económico que viene con la IA y las tecnologías emergentes.La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) entregó la semana pasada un informe sobre la inteligencia artificial en la región y los datos son desconcertantes: Latinoamérica ocupa el quinto lugar entre las regiones del mundo en gasto en IA. América Latina se ubica por debajo de Medio Oriente y África, a su vez por debajo de Europa, y de las regiones Asia-Pacífico y Estados Unidos, estas dos últimas las líderes de la cuarta revolución industrial.
Latinoamérica está dejando pasar la oportunidad histórica que ofrece la Cuarta Revolución Industrial, y de nuevo, como en el pasado, es probable que la región se auto condene a cien años más en el papel de compradora pasiva de tecnologías hechas en Estados Unidos y Asia. Ya nos ocurrió con la revolución de la electrónica en los años sesenta, la cual países asiáticos, especialmente Corea del Sur y Taiwán, entonces tan pobres como los nuestros (en 1960 el PIB per cápita de Corea del Sur y de Colombia eran exactamente iguales) aprovecharon para dar un salto en innovación, ciencia y tecnología que los tiene hoy en el top de las potencias tecnológicas globales.
Latinoamérica está dejando pasar la oportunidad histórica que ofrece la Cuarta Revolución Industrial, y de nuevo, como en el pasado, es probable que la región se auto condene a cien años más en el papel de compradora pasiva de tecnologías hechas en Estados Unidos y AsiaEl informe está firmado por dos especialistas de renombre: Raúl Katz y Juan Jung, por lo que hay que tomarlo en serio. El presidente de CEPAL, José Manuel Salazar dijo que América Latina y el Caribe no pueden ser meros espectadores en este tema. Se requiere con urgencia crear una agenda propia que incluya fortalecer la cooperación regional para establecer marcos regulatorios alineados con nuestros objetivos de desarrollo; promover inversión en infraestructura, talento y capacidades tecnológicas propias; y garantizar que la IA sirva al bienestar social, con principios de equidad y Derechos Humanos. De cada una de estas cosas se está haciendo algo en nuestros países, Colombia incluida. Pero muy poquito.“Entre más se tarden los países en aumentar no solo el acceso sino el uso masivo de las oportunidades de la nueva economía digital, más retrasarán el aprovechamiento de sus enormes beneficios“, dijo Salazar.
Brasil y México, como era de esperarse, lideran, junto con Chile, el gasto regional en inteligencia artificial. Entretanto, en Colombia, Argentina y Perú el gasto en IA se redujo durante el período 2019–2023, en lugar de aumentar. En toda la región, el crecimiento acumulado del gasto en IA en ese período fue de apenas un 7,3%.
Según cálculos de los investigadores de CEPAL, un crecimiento del 1% en el gasto en IA traerá un aumento del 0,036% en el PIB, en virtud de su impacto en la productividad laboral calificada.
Los gobiernos de centro izquierda en Latinoamérica han puesto énfasis, por supuesto, en atender las urgencias del hambre, la pobreza y las desigualdades. Invertir en inteligencia artificial supone erogaciones enormes de los presupuestos públicos y privados, para desplegar infraestructura de datos, conectividad, I+D (Investigación y Desarrollo) y, en especial, apoyar el fortalecimiento de empresas privadas tecnológicamente innovadoras. Y esto último parece no encajar en el ideario de la centro izquierda “bolivariana”. En realidad, suena muy neoliberal. Pero así lo han hecho quienes lideran hoy la carrera tecnológica mundial. Porque necesitamos el desarrollo de una industria nacional electrónica fuerte y competitiva, y el apoyo a los emprendimientos de base tecnológica más avanzados, aquellos que se conocen como “deep tech”, que son los que darán soberanía tecnológica a nuestros países.
Cuando hablamos de gasto bien hecho en IA , hay que decir que no se trata de invertir esas grandes sumas en comprarle tecnología a Estados Unidos, que es lo que nos proponen todos los días las big Tech (Microsoft, Amazon, Google) en las decenas de foros sobre IA que se realizan en Bogotá, Lima o Buenos Aires. Eso es exactamente lo que se ha hecho toda la vida por acá. No necesitamos más de lo mismo, sino un modelo económico nuevo.
En realidad, el reto es crear capacidades tecnológicas propias en nuestros países, para ganarnos un asiento en la economía global del futuro. Colombia, por ejemplo, puede entrar en la cadena mundial de producción de chips. No es una locura. Aquí hay empresas que están interesadas en hacerlo con innovación y patentes propias y hay universidades con laboratorios y con científicos capaces.
Pero con ese promedio histórico de inversión en ciencia y tecnología de menos del 0,26% del PIB nacional, estamos condenados a importar hasta cosas elementales de la electrónica del siglo pasado, que antes fabricábamos aquí y ahora toca traer de fuera, como humildes bombillos, simples baterías AA, neveras y lavadoras.
Un segundo camino para aprovechar la cuarta revolución industrial es agregar IA en las industrias tradicionales en las que Latinoamérica es fuerte: alimentos, energía, turismo, algunas manufacturas básicas… Las haría competitivas y beneficiarían al conjunto de las sociedades de la región. El gran cuello de botella es que el tejido empresarial de nuestras economías está conformado fundamentalmente por pymes, pequeñas empresas que carecen de capacidad, recursos y conocimientos para incorporar IA. En el caso colombiano, las pymes constituyen el 95% de las empresas del país.
En el estudio, titulado “Impacto Económico de la Inteligencia Artificial en América Latina” , figura Brasil como líder en gasto total en 2023 con 1.084 millones, seguido de México, con gasto total de 656 millones y Chile con 163 millones. Los autores destacan especialmente el caso chileno, que supera en inversión absoluta a economías más grandes como Argentina o Colombia.
Datos clave del estudio
- América Latina constituye el 6,3% de la economía mundial, pero solo representa el 1,6% de la inversión global en IA.
- Es la región del mundo que menos invierte en IA.
- Estados Unidos gasta US$78 millones al año
- Asia US$61 millones
- Europa US$22 millones
- Medio Oriente y África US$3,6 millones
- América Latina invierte solo US$2,6 millones al año en IA.
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